Agnieszka Radwanska se abrazó a la gloria. En un mes brillante, la polaca alcanzó el título más importante de su carrera y no pudo contener las lágrimas. La N°6 del mundo se impuso por 6-2, 4-6 y 6-3 a Petra Kvitova y ganó las Finales WTA.
El partido, un fiel reflejo de su año. Más bien, el evento fue un calco de lo que vivió Radwanska en la temporada. Luego de perder sus primeros dos partidos en Singapur, entró con lo justo a las semifinales y selló tres victorias seguidas para quedarse con la corona.
Idéntico a su año, en el que empezó con un ritmo dubitativo, con un fugaz vínculo con una “súper entrenadora” y algo de polémica en su grupo de trabajo. Y luego llegó la recuperación, no sin antes haber abandonado el Top 10, con tres títulos en sus últimos cinco torneos.
La polaca tuvo un gran inicio ante Kvitova, con un juego prolijo y sacando provecho de los errores no forzados de Kvitova. Quebró en el primer game y volvió a golpear con la devolución para establecer una distancia de 4-1. Sin problemas, Radwanska se abrió paso en 33 minutos y se quedó con el primer set por 6-2.
La historia parecía sellada. La N°6 del mundo siguió con el dominio, firmó otra rotura y llegó a estar 3-1 en el marcador. Pero un giro inesperado. Kvitova afinó sus golpes, pasó a controlar sus impactos y torció la historia a puro tiro ganador. La checa pasó del 1-3 al 6-4 y 2-0. Impensado unos minutos atrás.
Y de nuevo los cambios, en un duelo claramente irregular. Radwanska tuvo una reacción impecable y se puso 3-2 al frente. La polaca no dio más lugar a sorpresas en un mano a mano con golpes desde la devolución, mantuvo su saque para el 5-3 y ganó el último juego “en cero” para celebrar su título N°17, el más importante de su carrera.
No siempre las estadísticas marcan lo que sucedió en cancha. Esta vez sí: Radwanska terminó el día con 15 tiros ganadores y apenas cinco errores no forzados, mientras que la checa cerró la jornada con 41 winners y 53 fallas. En esta ocasión, el juego de la polaca rindió mejores frutos.
Redaccción EFE
