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SERENA, LLEGÓ A LA 18

por Andrés Peraza
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La 18 está en sus brazos. En una final desequilibrada, Serena Williams derrotó a Caroline Wozniacki 6-3, 6-3 y consigue una nueva victoria en su casa, en uno de sus torneos predilectos. Quince años después de su primer título en Flushing Meadows, la tenista americana sigue conquistando el cemento, que aunque ya no sea del mismo color que en 1999, continúa dándole alegrías. Hoy venció sus miedos en torneos grandes de este año y sonríe bajo el cielo azul de Nueva York.

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Foto: Philip Hall/usopen.org

La amistad quedaba de lado para darle paso a un batalla a muerte, una lucha por el trofeo neoyorquino que mostraba a una Serena con hambre de otro Grand Slam, luego de los “fracasos” en los tres anteriores de esta temporada, y a Caroline con ganas de apoderarse por primera vez de un territorio que le ha sido más que esquivo, y que llegó a condenarla cuando fue número 1 del mundo.

Serena no entró serena al Arthur Ashe. Caroline no estuvo fina en el comienzo. Un inicio dubitativo de lado y lado en el que ambas no terminaban de cuajar, y se veían “incómodas” en un monumental escenario que se engalanó para presenciar a la reina de la gira de cemento. Con cinco quiebres consecutivos, amenazaron con presentar una final inestable, donde la primera que lograra consistencia podía asegurarse gran parte del trofeo. El tormento de la danesa fue su primer servicio, punto que la puso contra las cuerdas en la mayoría de las fases del partido; Serena aprovechó los segundos saques de su rival para enviar al otro lado de la red una bomba que, muchas veces, no tenía retorno.

La estadounidense no estuvo afilada en las primeras de cambio, algo que no explotó Wozniacki, ya que de haberlo hecho, podía haber silenciado a todo el estadio. Aunque Williams no tuvo un buen despliegue con su servicio, su potente derecha y los cambios de ritmo fueron suficientes para condenar a su amiga. Fue un partido -como casi todos los que enfrenta Serena- en el que hubo un desequilibrio de velocidades en los tiros: la menor de las Williams parecía un Ferrari; la europea, un Renault 4. En la conclusión de parcial inicial, la local cambió de actitud y eso le sirvió para reinar en la primera batalla.

Un quiebre en el amanecer de la segunda manga fue sentencia para Wozniacki. Con la ventaja, la de Michigan vio que su nuevo título de Grand Slam estaba a unos pasos. Sólo necesito estar firme en su juego y aumentar la efectividad de su servicio para dejar sin chances a su contrincante. Todo fue cuestión de esperar el desenlace de un final más que anunciado.

Este partido fue propicio para medir el nivel de una Serena Williams que, hasta en sus presentaciones un tanto deslucidas, puede ser mejor que cualquiera en el circuito. Ella es capaz de agobiar con su presencia, oprime con su majestuoso físico. Con lágrimas y una sonrisa en su rostro, celebra su 18 Grand Slam (igualando a Martina Navratilova y Chris Evert) y queda a 6 coronas de Margareth Court, que ostenta 24 en la primera posición.

Hoy celebra el tenis local con una de sus mimadas levantando el máximo título femenino. La número 1 del mundo deja de lado las dudas que posaron sobre ella en Australia, Roland Garros y Wimbledon, y sigue demostrando que está muy por encima de sus pares en el circuito. Ivanovic, Cornet, Cepelova, Muguruza y Venus, son las únicas que hasta lo que va de temporada han podido hacerse con lo aparentemente imposible: derribar a la Gran Serena.

[author image=”https://pbs.twimg.com/profile_images/473258143418314752/wPCdGPjm_normal.jpeg” ]Fabián Valeth Orozco @Harryelpote: Redactor de TenisBreak. Director y productor de radio y televisión, locutor y redactor. Amante del tenis y del periodismo deportivo enfocado hacia este deporte.[/author]

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